CASO 1
Marta pide ayuda, por el gran sufrimiento generado tras varios intentos infructuosos de abandonar definitivamente una relación de muchos años con un hombre «tóxico», «qué recibe y no da, que ha convertido mi vida en un infierno, en una insoportable noria emocional, pero al que no puedo dejar de amar aunque me sienta una esponja exprimida y un mueble olvidado” O “yo aguanto cualquier cosa, con un poco más de voluntad, con un poco más de tiempo, con un poco más de amor por mi parte él cambiará porque también a veces es encantador, me necesita y yo le quiero”.
A pesar de sus contradicciones (normales, por otra parte, en este tipo de dinámicas), Marta quiere probar ser acompañada en un proceso terapéutico y busca ayuda. Anhela “alcanzar otra manera de mirarse a sí misma, de entender y entenderse por qué está sufriendo tanto, de diferenciar que es formar pareja desde la necesidad o desde el empoderamiento personal, así como la razón de escoger habitualmente a hombres equivocados».
En el transcurso de la terapia, poco a poco, va descubriendo por sí misma las dinámicas disfuncionales inconscientes que le están fijando y manteniendo en esta relación sin “consentirle” moverse de lugar. Qué es lo que ella recibe en una relación que no es “de igual a igual”, por qué le cuesta tanto romper, el origen de su dependencia, por qué se siente atraída hacia este tipo de cónyuges, sus fortalezas caracteriales, sus carencias afectivas, y unido a éstas el papel que desempeña su pareja en sus condicionamientos que le hace tan difícil alejarse de él; “Por qué consiento este mal-trato?” y “Qué puedo hacer para salir de él?”.
Una vez que Marta descubre la “información escondida” es libre para escoger qué quiere hacer con su vida, con respecto a su relación, aunque lo que ha aprendido de sí misma le servirá no sólo en el campo de las relaciones de pareja, sino que se extenderá a las relaciones laborales, de amistad y, en general, a su manera de funcionar e interactuar en y con la vida. Marta finaliza la terapia sintiéndose “liberada y un ser humano más feliz, aunque sé que tendré que tener siempre presentes mis rasgos de carácter para no volver a caer en mis propias trampas e interpretaciones sesgadas de mi realidad” ”Es como haber descubierto mi propio Matrix”.
CASO 2
David acude a terapia por la aparición de problemas digestivos serios “debidos al estrés”, que le están afectando seriamente, tanto en el desempeño de su actividad laboral como en su vida social y familiar .
En un primer momento “no considera que tenga ningún problema de tipo emocional, ya que lleva una vida laboral exitosa y las relaciones con su pareja son satisfactorias”.
A lo largo del proceso terapéutico, va siendo consciente de cómo las dinámicas familiares primarias le abocaron a conseguir el amor a través del logro, el brillo y el éxito social, y que en su vida adulta se ha convertido en un adicto al trabajo y a la acción en un “non stop” continuo.
En el actor de un escaparate orientado hacia el éxito y al cultivo de una vanidad mercantilista, efímera e insustancial, proyectada en el mercado de la personalidad exitosa y dirigida los ojos de los demás, que ha acabado volcando en un yo ideal que le está pasando una gran factura: «haga lo que haga nunca llego a ese listón tan alto tan alto que es inalcanzable».
A medida que avanza el proceso, va tomando contacto de su desgaste y gran sufrimiento inconsciente, integrando y verbalizando “quién es él realmente”, “dónde se perdió”, su agotamiento emocional y físico -debido al cultivo de una imagen ideal que se hace poco a poco presente-, cuáles son sus verdaderas necesidades, las elecciones y cambios que quiere hacer en su vida,.. y recuperando en gran medida su pérdida salud, así como liberándose de “mi mayor esclavo que era yo mismo” convirtiéndose en un ser humano más auténtico, libre y satisfecho.
CASO 3
Ana ha perdido a su padre, el cual ha fallecido a causa de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), y pide ayuda en medio de un proceso de duelo difícil e inmersa en grandes sentimientos de vacío, culpa y pérdida.
A través de la terapia, le acompaño a que descubra las diferentes etapas del duelo y la manera saludable de transitarlas. Le acompaño a que ponga luz en el origen de esos sentimientos, que le están produciendo tanto sufrimiento (que es diferente del dolor natural como parte de la vida), para que pueda reescribirlos. Le ayudo en el proceso de poder diferenciar el DOLOR NORMAL de una pérdida, del sufrimiento generado por interpretaciones disfuncionales -que se originan desde su manera particular de atribuirse una responsabilidad que no le corresponde-, y que son condicionadas por sus rasgos de carácter. Ana, a lo largo de la terapia, experimenta las emociones necesarias en cada una de las etapas, y es capaz de encontrar, desde una nueva elaboración, un sentido al proceso en que alguien muere, hallando un ajuste y una reorganización adaptada a la ausencia y la dolorosa experiencia de la muerte de un ser querido. Todo esto, y poco a poco, le lleva a la aceptación de la nueva situación, así como a través de lo aprendido de sí misma en el proceso, a sentirse motivada para enriquecer su vida más allá de la causa que le trajo a terapia.
Un duelo también se extiende a situaciones diversas en las que hay una “pérdida”, como pueden ser, entre otras, un cambio de trabajo, un traslado a un nuevo lugar de residencia, o procesos de separación y/o divorcio. Las etapas a transitar son las mismas si bien el nivel de dolor (normal) y sufrimiento (patológico) y las dimensiones afectadas en este “Camino de las lágrimas”, como diría Jorge Bucay, suelen ser tener una amplia variabilidad en relación a muchos factores convergentes. La irrevocabilidad de la muerte, en el caso de la ausencia de un ser querido, es el más importante.
CASO 4
Mario “se encontraba en una encrucijada”, como así lo definió él mismo. Tenía que elegir entre mantenerse en su antiguo trabajo, o escoger una nueva oportunidad laboral “inmejorable” que se le había presentado. Esta nueva oferta le satisfacía enormemente, a la vez que le enfrentaba a cambios en diversos aspectos de su vida habitual que le habían paralizado a la hora de tomar una decisión: “aunque es el trabajo que siempre soñé, el trabajo de mi vida, estoy completamente bloqueado”.
En las pocas sesiones de trabajo en las que nos reunimos, desplegamos los pros y los contras “conscientes y accesibles” de ambos trabajos (algo que podía hacer por él mismo), y pusimos nombre a los miedos “inconscientes e inaccesibles” que subyacían a la hora de tomar una decisión (algo que no podía hacer por él mismo). Con toda esta información -y la autorregulación que consiguió en las sesiones-, Mario pudo “darse permiso” de elegir sin mayor dificultad, una vez que “pudo ver todos los árboles que configuraban su bosque” y en dónde se había quedado atascado.