Aunque continuo haciendo terapia presencial (allí donde resida en ese momento de mi vida), esta última experiencia de trabajar por skype, me ha llevado a darme cuenta de que existe una especie de regulación funcional que hace que muchos de los pacientes que llegan a este mundo de hacer psicoterapia por videoconferencia, sean personas que no han pedido ayuda anteriormente y qué, si no fuera por esta alternativa, iniciarían dificilmente una terapia presencial.
Personas que por su naturaleza, especiamente sensible, necesitan más tiempo para confiar en alguien y quieren («necesitan») saber en manos de quién se van a poner.
La extensión de la información sobre mi misma como terapeuta, que incluyo en este apartado, es para ellos, y puede ayudarles a hacerse una idea de lo que van a encontrar -y si es lo que buscan (o no)-, aunque sea por intuición.
Si quieres sigue leyendo y haz caso de ésta, sea en una u otra dirección.
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Empecé a formarme en psicología humanista, hace más de 30 años, en diferentes talleres de autoconocimiento y crecimiento personal, técnicas de relajación, expresión corporal y teatro terapéutico.
Más tarde, me licencié en psicología por la Universidad de Granada, aunque los tres primeros años los cursé en la Universidad del País Vasco, de donde soy oriunda. Desde aquellos años, he seguido ampliando mi formación de una manera no sólo teórica sino también vivencial, siendo yo misma «paciente» durante varios años.
Primero, porque en la especialidad humanista es obligatorio hacerlo, .
Segundo, «paciente», por el apasionante viaje de «de-construirme» para volverme a «construir»; de conocer «qué es mío» y «qué me ha sido puesto» (cultura, educación, padres…) Llegar a diferenciar «introyectos» de «valores»; condicionamientos de elecciones conscientes y libres; luces y sombras, fortalezas y puntos ciegos, potencial, «por donde sí y por donde no», la tirania de los «deberías» y la fluidez que acompaña el rendirse a la autorregulación organísmica.
Tercero, para ser capaz de ponerme enfrente de un ser humano que sufre -y quiere aliviar su sufrimiento y ampliar su autoconciencia hacia una vida más plena-, y entender a nivel experiencial y no sólo teórico el proceso por el que está pasando: me ayuda a sujetar mis propias proyecciones y contra-transferencias y a maximizar la adecuación del acompañamiento del paciente sin perder de vista mi propio mundo subjetivo.
Me he formado en Psicoterapia Integrativa y Psicología de los Eneatipos en el Programa SAT, con Claudio Naranjo. No puedo dejar de señalar que hoy, con el paso de los años, aflora mi reconocimiento más fenomenologíco y lúcido hacia su figura y hacia su obra, porque ha sido Claudio el formador al que más le debo: su trabajo, su legado, su programa, talleres, libros.., su estilo y su sello, son los que más me han ayudado a construir la psicoterapia en la que creo y la direccion a seguir.
Realicé los tres años de Formación en Terapia Gestalt, en IPETG-Bilbao. Igualmente, mi agradecimiento a todos sus terapeutas -al igual que a mis compañeros de grupo y viaje-, por tres intensos años de trabajo que aún siguen siguen dando frutos cuando una menos se lo espera. Especialmente quiero nombrar a Aingeru Berguices, Iñaki Zapirain y Francis Elizalde.
Durante los tres años siguientes tuve la gran fortuna de participar, como tutora y co-terapeuta, en la primera Formación en Terapia Gestalt de Vitoria dirigida por Javier Miranda del Centro CIPARH de Madrid. Mi profundo reconocimiento a Javier, que confió en mi, y me brindó esta gran oportunidad de trabajar y aprender de los mejores terapeutas humanistas del país. Terapeutas de primera línea profesional pero, más importante, humana, que desfilaron por allí durante esos años de formación y me ofrecieron con su maestría uno de los regalos más valiosos que me ha dado la vida.
Mi reconocimiento y cariño hacia las ya entrañables personas, alumnos integrantes del grupo de formación, que tanto me enseñaron mientras les acompañaba, esta vez en su propio proceso. Todo mi respeto, y siempre en mi corazón, como sucede cuando se deja en la entrada la máscara social y se comparten vivencias tan íntimas en el reino de la autenticidad durante varios años. Esta vez una pudo ser observadora a la par que acompañante del proceso de los demás sin dejar de ser «espectadora de sí misma».
Reconozco que aunque a veces una no lo sabe en el momento, todo es importante. Ese Todo que van formando las diferentes piezas es la historia de una vida, los caminos elegidos, las equivocaciones y los aciertos, las vivencias,….
A nivel terapeutico, han sido las personas y experiencias de ambas escuelas de Formación las que siento han aportado más en mi aprendizaje como terapeuta, y por lo tanto en mi ciclo vital, dada la manera de involucrarte experiencialmente en tu propio trabajo personal, unidas al señalado formador que más me ha enseñado y que mas ha influido en mi forma de hacer terapia, Claudio Naranjo. Es duro, maraviloso, intenso, transformador,.. aprender a ser terapeuta a través del propio trabajo personal y no sólo intelectual. Este agradecimiento es extensible a todos y cada uno de los pacientes que habéis confiado y confiais en mi, – formado y formando parte de mi vida-, en el ámbito de la terapia individual o grupal, anterior o posteriormente, por todo lo que me habéis dado y todo lo que me dais.
Así mismo, mi entrenamiento y formación ha constando de diferentes cursos y talleres de psicología humanista y crecimiento personal: PNL, constelaciones familiares, tipologías caracteriales y perfiles de personalidad, estilos de pensamiento, técnicas terapéuticas, psicodinámica de personalidad y carácter, psicoanálisis culturalista, bioenergética, psicoterapia emocional, técnicas grupales, terapia sistemica familiar, teatro terapéutico,.. y realizados en La India: yoga, técnicas de meditación, e introduccion a estudios budistas.
Master en Mediación Social, Familiar, Resolución de Conflictos, y en Mediación Intercultural.
Continuo aprendiendo de mi misma, de mi sombra y de mi propia luz, de la vida,.. con los ojos bien abiertos, intentando hacer un mejor acompañamiento en los procesos de los demás, como ya he expresado, con la asistencia a talleres, cursos, o a través de mis viajes. Actualmente me encuentro «ensayando» talleres en la amazonia, donde se une el chamanismo milenario con la psicologia occidental.
Además de en la práctica psicoterapéutica privada, tanto con adultos como con niños (me encantan los niños), he trabajado en el ámbito de drogodependencias con población carcelaria, pacientes con SIDA terminal en los 90; con personas en riesgo de exclusión social, con víctimas de violencia de género,.. etc., y suelo trabajar en los servicios sociales territoriales en la red de protección como coordinadora de casos de menores en desprotección grave en el Área del Menor y la Familia.
Cómo empezó: Desde mi más temprana infancia ya tenía claro que lo que quería ser cuando creciera era «cantante» (crecí en un ambiente de músicos), y «médico del alma». Aunque por aquel entonces nadie entendiera muy bien qué era lo segundo, éstas eran mis respuestas a la pregunta «¿y tú,… qué quieres ser de mayor?».
A lo largo de la vida, tomando riesgos, apostando por mi intuición y deseos genuinos, desoyendo las voces que seguramente con la mejor intención me intentaron apartar de mi camino con sus «deberias..», levantándome, cayéndome, y volviendome a levantar, he conseguido hacer ambas cosas sin oponerme al flujo hacia estas actividades que ha marcado mi existencia.
Viví de la música durante catorce años, y me he dedicado y dedico a intentar acompañar en procesos terapéuticos de ampliación de autoconciencia, (o terapia más breve), a aquellas personas que la vida me ha puesto delante con este propósito. Esta actividad, como ya he señalado, es algo que me encanta, es vocacional y llena mi vida.
Actualmente paso la mayor parte del año en Asia, algunos meses en España, y otros viajando de manera internacional. Mayoritariamente mis pacientes son españoles -o personas de habla hispana-, que viven en cualquier parte del mundo y que me atraen especialmente por afinidad cultural y expresión en mi lengua materna. La experiencia de viajar, conocer diferentes culturas, y colaborar en proyectos de alguna ONG, creo que ha ampliado mi capacidad de empatía y compasión y me ha aportado un mejor entendimiento de la personalidad y el carácter, en relación a factores culturales, así como, siento, enriquecimiento y mayor comprensión en el campo del sufrimiento humano.
Relativizacion de qué es la «realidad», el «bien» y el «mal», lo «correcto» y lo «equivocado»…, y su subordinación en relación a la cultura; lo que nos une, lo que «creemos» que nos separa, contemplación de cómo nuestras interpretaciones construyen nuestro propio «Matrix», nuestro «velo de Maya», nuestro propio sufrimiento en un contexto cultural determinado, con unas experiencias previas determinadas, y un mundo subjetivo determinado. El caracter no es otra cosa que la neurosis «a la carta», el resultado del amalgama entre el individuo y el medio, sucediendo todo en esa frontera organismo-entorno.
«El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional»
“El camino de la conciencia es navegar en los mares de las incertidumbres a través de los archipiélagos de la certeza.” Edgar Morin
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